De ahí nació la decisión de darle a Leda un par de cicatrices en la cara.
Y entonces llegó la prueba de maquillaje.
Cuando uno está montando una obra, uno empieza a construir el personaje sin "chunches", es decir, sin escenografía, sin luces, sin vestuario, sin utilería, sin música... Pero el personaje nunca está completo hasta ese momento donde se confabulan los "chunches", el público y el actor. Ahí nace la magia.
En el cine es distinto. Pero no tanto.
Y la cicatriz de Leda fue lo que me hizo click para dejar a Beatriz de lado y darle campo a Leda.
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